martes, julio 19, 2005

Comienzos de mi adolescencia por allá en los 80's...

Alexandra y yo tenemos diferentes gustos para escuchar radio en las mañanas.

Si yo llego de primero al equipo de sonido, sintonizo “La W FM” para escuchar a Julio Sánchez y su corte y las noticias de actualidad. Si por el contrario es Alex quien llega de primera, entonces sintoniza a Caracol Estéreo y nos ponemos a escuchar baladas de los 80’s mientras desayunamos.

Hoy (como casi todos los días) llegó ella primero.


“En una cama de hotel,
nos sorprendió la mañana,
dos cuerpos muertos de sed
entre unas sábanas blancas”

“Casi dos meses después,
cuando ni tú lo esperabas,
te convencí de mi amor
casándonos de mañana”

“Tu me quemas
cuando me rozan tus rodillas,
tu me quemas
cuando me abrazas y me mimas,
tu me quemas
ni el agua de los mares calmará esta hoguera,
tu me quemas.
Tu me quemas
tu hierves en mi sangre al mirarte nena,
me vuelves loco y no coordino mis ideas,
no sé lo que me pasa y pierdo la cabeza
en tus brazos
tu me quemas”



La verdad es que la canción hace tiempo (pero tiempo) que no la escuchaba, y me hizo recordar aquella época en que estudiaba en el Tulio Enrique Tascón precisamente en los ochenta.

Es por eso que escribo ahora, porque quiero traer a mi memoria muchos momentos de aquellos tiempos que hoy por hoy me resultan tan nostálgicos (la nostalgia es síntoma de que ya llevo a cuestas una cierta cantidad de pasado que añoro y que este presente no me suple) y que quisiera poder tener en una película de video para colocarla en el VHS y disfrutarlos cada vez que lo deseara.

Pero no me es fácil comenzar; sobretodo porque los recuerdos están desorganizados, fragmentados en su mayoría y cronológicamente perdidos; por lo que de antemano y aunque sea transparente para el lector, ofrezco mis disculpas.

Supongo que tendré qué comenzar por establecer el inicio y el final de mi adolescencia pues no lo tengo claro. Esta será tarea ardua pues, de hecho, parte de mi infancia no termina aún. Así que decir dónde comienza el adolescente en un panorama donde existe todavía el niño y no se sabe si el adolescente terminó aún después de que existe el adulto, puede ser complicado hasta tal punto que desfallezca en el intento. Esto es algo así como tres personas distintas y un solo ente verdadero.

Todo se remonta por allá a 1983 con el primo Alexis; cuando me corregía al preguntarme cómo se llamaba el aquel entonces nuevo disco de Michael Jackson. “Thiller” decía yo y el me contestaba “Thiller no, Thriller”. Allí fue según mi concepto, el inicio exacto de mi adolescencia. Tenía 11 años entonces e ignoraba que existía otro mundo allá afuera; sabía del colegio Santa Rita de Casia (donde comenzó mi hasta hoy vigente vida estudiantil) donde cursé Kinder y Primero y mi mejor compañero era Zambrano, sabía del colegio José María Cabal donde había terminado la primaria, sabía de los compañeros de estudio (los Saldaña, Patricia Pereira con quien tuve un amor platónico, Diego Arzayus, Carlos Marcel el hijo del rector, etc.), de los profesores (el profesor Ricardo por allá en Primero que si la memoria no me engaña, quería aprovecharse de mí; el profesor Javier que fue el primero por el que sentí simpatía y el único por el que lloré cuando se fue a enseñar a otra escuela, la profesora Magnolia por quien aún hoy conservo un gran cariño y una fotografía), de programas infantiles de televisión, de los frecuentes viajes a Cali con mi papá a visitar a la mamita, de que casi todas las tardes las pasaba relativamente sólo pues mi mamá trabajaba y tenía que estar por fuera. También existía “nena” quien fue mi novia de infancia y con quien nos escondíamos tras las puertas para abrazarnos y darnos besos por encima de la ropa. Era limitado ese mundo, pero perfecto.

Por esos mismos días de 1983 creo que entré a estudiar al Politécnico el Bachillerato; jamás olvidaré el 6-5 que era en realidad el quinto grupo del sexto grado; es decir, había 6-1, 6-2, hasta 6-6 y a mí me tocó el 6-5. Allí conocí nuevos compañeros; recuerdo los rostros de algunos de ellos pero sólo el apellido de uno el cual era Palomino. Nunca lo olvidaré porque fue el primer fanático de Michael Jackson del que tuve conocimiento y además, porque era fascinante verlo bailar “Breakdance” que en aquella época estaba en furor. Claro que estaba también la niña más hermosa que había visto hasta ese momento de mi vida: Teresa María Arce (¿O era María Teresa Arce?). Ella se me volvió el primer amor de sueños; obviamente jamás supo nada y mejor así. Una de tantas tardes, haciendo tareas sobre una de las bancas del colegio, estábamos ella y yo; no sé qué impulso pasó por su cabeza que me dio un beso en el antebrazo. Aún hoy, al mirarme el sitio donde sentí el beso, la extraño. Entonces por primera vez sentí ganas de no bañarme ese brazo hasta lo que me quedara de vida.

Así lo pasé hasta 1984 ya en 7-3 que fue cuando, considero, me empezaron a pasar cosas en la vida. Allí en Séptimo grado conocí a dos nuevos compañeros: Divier Antonio Ramírez y otro de apellido Nevado (no he olvidado su nombre, lo que pasa es que creo que jamás lo supe); la vida se volvió lo mismo a lo largo de ese año lectivo: salir a la 1:00pm de estudiar, ir a la casa a almorzar y regresar a la casa de Divier para quedarme hasta las 7:00pm; qué hacíamos? estudiar? Se supone que sí pero qué va; los tres (porque Nevado estaba con nosotros) escuchábamos música, veíamos televisión, hablábamos de las muchachas del colegio, y mis cuadernos se limitaban a escuchar todo cuanto sucedía en nuestras tertulias; recuerdo bien que todos los días a eso de las 4:00pm, emitían en la televisión el video de “We are the world”; esperábamos por él para escucharlo cada día. Nevado era un gran dibujante y un apasionado de los aviones, de ahí que los dibujaba a la perfección y fue así como se generó mi gusto por estos hasta el día de hoy. Divier era bueno con el inglés; fue quien nos enseñó a Nevado y a mí que Firefox no se pronunciaba “firefox” sino “faiarfox”. Pues bien que a Nevado le debo mi amor por lo aviones y a Divier mi gusto hacia el inglés. Claro que de mi también aprendieron cosas; por ejemplo, ellos ya no están en mi vida pero estoy seguro de que si hoy, 20 años después, a alguno de ellos le preguntan quién inventó la modalidad de hacer música con la boca (como la que tocan los raperos cuando acompañan un rap: ph, ph, ph, prrrrrrrrrussssssssssh), ellos contestarán inmediatamente que yo. Porque si a mí me lo preguntan, tendré que decir que la primera persona a quien vi haciendo eso fue a mí mismo. Creo que este es uno de esos tantos miles de inventos que fue plagiado y quedó como si nada en la impunidad.

Pero tenía que dar algo a cambio gracias a tantas puertas al mundo que se me abrieron en 1984; jamás abrí mis cuadernos para estudiar en Séptimo y sucedió lo inevitable: perdí el año. Pero perder es ganar un poco (esto no lo dijo Maturana; lo adaptó de Shakespeare) y como me tocó repetir, esta vez en 7-4, las puertas no pararon de abrirse.

Conocí entonces a José Luis Rodríguez Huertas y a Diego Francisco Loaiza; buenos amigos ellos en la vida, pero eternos rivales en el deporte: José Luis era del Cali y Diego del América. Ambos regulares estudiantes, ambos excelentes deportistas. Yo no podía darme el lujo de ser regular estudiante, venía de perder un año así que coloqué todo mi empeño en sacar adelante todas las materias. Podía sí tratar de ser algo de deportista ya que hasta entonces el único deporte que había practicado fue el atletismo y eso que no en gran medida. Total que comencé a practicar el fútbol y me convencí de lo malo pero lo persistente que era para el deporte. Fue en esta época que, siguiendo las actitudes de José Luis, comencé a guardar recortes de periódico con los jugadores del Cali de aquel entonces; recuerdo que en los bolsillos de mis cuadernos tenía al “Pibe” Valderrama y a Bernardo “Qunta Quinte” Redín quienes formaban lo que entonces se llamó “la sociedad”, tenía al “Piripi” Osma, a Carlos Mario Hoyos, al “Gato” Fernández, al “Mortero” Aravena y a todos los jugadores restantes; tenía hasta al técnico Vladimir Popovich recortado cuidadosamente. Yo por supuesto era del Cali; después las cosas cambiarían. Esa también fue la “época dorada” del América con Gabriel Ochoa Uribe, entonces militaban allí Falcioni, Bataglia, Willington Ortíz, “El Tigre” Gareca y Roberto Cabañas. Era esa época en que los clásicos eran más clásicos que los de hoy, esa en que casi siempre era el América quien los ganaba y la hinchada caleña la que los sufría. No sé en qué momento fue que decidí no ser más del Cali; de hecho, creo que nunca fui del Cali de corazón. Pasaba era que mi papá toda la vida ha sido del Cali y yo, niño aún, me crié con esa directriz; pero llegó un día cualquiera la razón y me dije, no me gusta el Cali, me gusta el América y me cambié. No me importó lo “voltiarepas” que pudiera parecer, me interesaba seguir haciendo fuerza por el equipo que realmente quería y así lo he hecho hasta hoy.

Pero vuelvo al tema, en ese grupo de amigos estaba Edinson Zambrano también, hermano de Mauricio con quien había yo estudiado por allá en Kinder y Primero de primaria; ambos eran más que simples compañeros de estudio pues mi mamá y la de ellos, Doña Lida, eran amigas y por lo tanto se visitaban entre sí. Edinson era muy buen estudiante pero tenía un carácter de los mil demonios; sin embargo, nos llevábamos muy bien. Estaba Vicky; la niña de ojos verdes con quien si crucé dos o tres palabras fue mucho pues era demasiado seria; claro que hubiera sido la candidata perfecta para haber sido mi primera novia; lástima que no haya sido así.

Pasó ese año y con él el cambio a 8-3. Ese fue un año realmente bueno; allí tendí amistades perdurables hasta hoy como la de Juan Carlos Carmona y Diego Holguín. Allí me hice a una hermana con Aura Derly Rojas, estaban también Jorge Henao, Carlos Humberto Feria, Juan Carlos Mejía, Oscar Aquiles López, María Ligia Ramírez, varios más.

Y también estaba Yamileth Muñoz García.

Mi primera novia oficial, la primera a la que le di un beso como realmente se dan los besos, la primera que me dejó y por la primera que lloré. El primer amor es impactante y por eso inolvidable. Como nunca olvidaré la forma en que nos tratábamos antes de ser novios; ella era de esas niñas calladas y tranquilas; de esas que poco hablan y que casi pasaban inadvertidas para todos. Cuando me dirigía ocasionalmente a ella, le decía “Muñoz” pues no recordaba su nombre. Ella siempre contestaba sonriéndome “No me diga Muñoz”; pero yo insistía.

Siempre los dos últimos meses de clases traían algo bueno y era que las clases de Educación Física eran de natación y todos los viernes nos íbamos para piscina. Ya las niñas de nuestra edad empezaban a “crecer femeninamente” y a volverse atractivas a nuestros ojos; por eso para todos fue una gran (y grata) sorpresa el ver a Yamileth en vestido de baño. Ya no fue más la niña que pasaba inadvertida porque, aunque ella seguía igual de callada, todos los hombres la (ad)miraban. No fue así para mí pues por esos días mi mamá me trataba una Bronconeumonía tenaz que no me permitió ir los dos primeros viernes a clases y sólo me llegaban algunos comentarios del día lunes.

“Muñoz” seguía insistiéndome que no la llamara así pero ya nada que aprendía; así que ese se nos volvió un exclusivo juego. Hasta que el tercer viernes ya fui a clase de Educación Física y vi lo que nunca había visto hasta entonces en mi corta vida: una mujer a la que amar. Esa sensación de sentirse enamorado de repente era nueva para mí. Pero esa timidez de entonces (que hoy es aún mayor), no me dejó hacer nada al respecto; y a falta de valentía para decirle que me encantaba el cuerpo que tenía, que me parecía totalmente hermosa y que me gustaba lo callada que era, mi única arma; mejor dicho, mi única esperanza, era conquistarla al seguir jugando con ella a decirle “Muñoz” y que ella me siguiera contestando “No me diga Muñoz”.

Faltando ya pocos días para terminar el curso, el juego era cada vez más evidente; me imagino que en mi rostro se notaba mi complacencia al hablarle y supongo que ella lo notaría. Allí reivindico que soy un eterno inocente, pues jamás pensé que ella se fijaría en mí y de hecho jamás sentí interés de su parte en tener algo conmigo. Hasta un día que hablábamos del final de las clases y ella me dijo “Qué me va a dar de despedida”; juro que no pasó un mal pensamiento por mi cabeza y menos aprovecharme de la situación, le dije “No sé, vamos a ver”. Al día siguiente fue igual y creo que así pasaron dos o tres días más. Ya el último día de clases me dijo “Qué me va a dar de recuerdo” y yo “No sé, qué quiere”. No recuerdo pero estoy seguro, conociéndome como me conozco, que yo estaba pensando ya en comprar alguna chocolatina o algo así para regalarle. Rato después, y creo que al ver mi supuesta indecisión (que en realidad era inexperiencia), ella me dijo “Ya sé lo que quiero que me de”. Guiñé la nariz como diciendo “Qué” y leí en sus labios porque no lo dijo en voz alta “Un beso”. Ese día nos hicimos novios y tuve algunos de los días más felices de mi vida.

“Yo creía que me había enamorado de ti…
…ahora tengo la seguridad total”

Fue un romance corto, creo que de tres o cuatro meses; los pormenores de porqué después sufrí no los quiero recordar; pero basta con decir que cuando escuchaba “Aquí estás otra vez” y “No hace falta decirlo” de Franco De vita, lloraba hasta morir sintiéndola ya apartada de mí.

Pero de nuevo, perder es ganar un poco y mi agenda sentimental empezó a moverse desde entonces. Fue una gran época aquella en que lo más importante era poder darle un beso a una mujer, una etapa en que mi inocencia todavía era blanca del todo a pesar del entorno, y gracias a mi incapacidad de leer los pensamientos y las intenciones de los demás.

Es por eso que esta mañana al escuchar “Tu me quemas”, llegaron mil recuerdos a mi memoria.

De ser siempre así, será mejor que nunca más en las mañanas me apure y deje que siempre Alex llegue de primera al equipo de sonido.

Qué será de la vida de YMG?



Peter P@n

miércoles, julio 13, 2005

Eventualmente, el miedo aparece por ahí...



Es una sensación que no experimento con mucha frecuencia pero que cuando se me presenta sabe exactamente en qué parte de mi conciencia y subconciencia atacar. Esta manía de complicarlo todo tan sólo en los pensamientos, esta inclinación a siempre pensar lo peor de las cosas y de las situaciones que me acontecen. Claro que esto no es del todo malo; bien dicen ‘por ahí’ que es mejor “esperar lo peor de la gente para que lo mejor nos sorprenda”. Pero, palabras más o palabras menos, desde esta raíz se suscita el miedo.

Bueno, todo esto viene al caso porque, aunque los miedos no sean una fuerza constante en mi día a día, se dan de vez en cuando.

Y hoy sentí miedo.

Un miedo atroz a la presunta realidad que imagino en mi cabeza y que me agobia cuando la proyecto en mi futuro. Resulta que estaba durmiendo esta mañana; recién amanecía y ya estaba somnoliento pero más adormilado que cualquier otra cosa. Tenía un diez por ciento de mí en este mundo y el otro noventa volaba aún entre nubes y montañas. Eran las seis de la mañana o algo así y sonó el teléfono.

Bueno, dónde está el temor? Qué es toda esta parafernalia?

En mi familia jamás acostumbramos llamar a esa hora; para eso está el resto del día y sabemos que las seis de la mañana son para terminar la faena del sueño o desperezarse; pero jamás para llamar por teléfono. Además están los antecedentes: creo que van a ser ya siete u ocho años, que sonó el teléfono por allá como a las cinco de la mañana; contestó mi mamá (que por esos días estaba visitándome) y era mi papá quien llamaba a informarme que había muerto mi abuelo, su papá. Fue triste, sobretodo porque le quedan a uno los recuerdos grandiosos de alguien a quien se quiso mucho y que nunca se va a volver a ver. Otro antecedente; hace cuatro años; la misma situación: mi mamá de visita, sonó el teléfono a eso de las seis de la mañana; y era mi tía desde Buga quien llamaba a informarnos que la abuela había muerto, su mamá. Ella se encontraba enferma desde tiempo atrás; tenía el mal de Alzheimer y Neumonía. Fue un golpe fuerte para mí; pero sobretodo porque era consciente de lo duro que iba a ser para mi mamá.

Por eso sentí temor al despertar; a las seis de la mañana no tiene porqué sonar el teléfono en condiciones normales.

El teléfono timbró una vez…

Dos veces…

¿?

No sonó más… ¿?

Esperé otro rato, quizá en mi adormilamiento se me hiciera eterno el tiempo entre un timbrazo y el otro, pero no, jamás timbró de nuevo.

Me calmé y volví a conciliar el sueño, un sueño profundo como los míos, hasta las seis y cuarenta y cinco de la mañana.



Peter P@n

Mi ayer: sobre cuando intenté traducir Planet Earth de Michael Jackson...

Planeta tierra, mi hogar, mi lugar
Una caprichosa anomalía en el mar del espacio
Planeta tierra estas allí sólo, flotando
Una nube de polvo
Un pequeño globo, (about to bust)
Una pieza de metal (bound to rust)
(a speck of matter in a mindless void)
una solitaria nave espacial, un gran asteroide.

Frío como una roca sin (a hue)
(held) juntos con un (bit) de goma
alguien me dijo que esto no es verdad
eres mi consentido suave y azul
(Do you care,) tener una parte
en las más profundas emociones de mi propio corazón
(tender with breezes caressing and whole)
Vive con música, (haunting) mi alma.

He sentido el misterio en mis venas
En los corredores del tiempo, libros de historia
(life songs of ages throbbing) en mi sangre
han bailado el ritmo (of the tide and flood)
(your misty clouds,) tu tormenta eléctrica.

(Were turbulent tempest in my own form)
(I’ve licked the salt, the bitter,) el dulce
momento del encuentro, de pasión, (of heat)
(your riotous color,) tu fragancia, tu (taste)
ha emocionado mis sentidos (beyond all
haste) en tu belleza, he sabido como
(of timelessbliss,) este momento de ahora.

Planeta tierra, (gentle) y azul
Con todo mi corazón,

Te amo.


Peter P@n

Añorando escapar de nuevo…

En un post anterior había expresado que la incertidumbre me acompaña irremediablemente y que sueño con el momento en que me abandone así porque sí; por lo pronto, la costumbre de vivir siempre con esta sensación cada vez se hace más insoportable pero por alguna de aquellas cosas que no logro explicar, soporto con tesón hasta el día de hoy.

Por supuesto eso sí y contrario a los que se pueda pensar, que logro dormir en todo el sentido de la palabra; hoy por hoy, el sueño es la única actividad que logra desconectarme totalmente de la realidad. Dentro de mi sueño sólo tienen cabida la fantasía combinada con una “realidad ficticia” que para nada logro asociar de forma lógica de porqué se desenvuelve así.

Es en serio cuando digo que puedo volar tan sólo porque lo deseo y basta con tener la intención de elevarme para que mis pies abandonen el suelo; que puedo ver la tierra labrada allá abajo mientras navego entre nubes y montañas; que además puedo ver reunida a gente que he conocido a lo largo de mi vida en diversas situaciones y momentos; que logro transportarme con la edad de hoy a los tiempos en que tenía tan sólo 15 años para recrear situaciones de aquel entonces con la visión de la vida que manejo hoy. Que veo a muertos cuando aún estaban vivos y transamos amenas conversaciones. En fin, de esa clase de sueños son mis sueños.

Las pesadillas también existen pero en menor proporción; de hecho, casi siempre las olvido antes de despertar (cosa que también pasa con mis sueños) y nunca logran inquietarme en medio de la noche o rara vez al amanecer. Una de las últimas pesadillas que he tenido es la clásica aquella del hombre que me he encontrado en una calle desierta y que con su puñal brillando en la oscuridad intenta asesinarme; por supuesto (debido a ese instinto de conservación que todos poseemos) toca salir corriendo para no terminar desangrado sobre la acera. Últimamente he pensado que debería hacer el experimento de hacer lo contrario a lo que por naturaleza hago para ver qué pasa en mi pesadilla cuando me resista a que aquel hombre me agreda y lo ataque más bien yo a él, o mejor aún, que me ponga a darle consejos para que se convierta en un buen ser humano; o en sudefecto, a que me vea a mí mismo cayendo herido de muerte. Debería intentarlo. Y quién sabe, quizá debería --dentro del mismo experimento—dejar de querer volar cuando lo esté haciendo para ver cómo caigo y que haré al momento de llegar al piso con tal de salvar mi vida en el sueño.

Sobre esto último si tengo la idea de lo que sucede: hace tiempo estaba volando (en el sueño); creo que hacía barrenas e, instantes antes de llegar al piso, milésimas de segundo antes, centímetros antes de tocar el suelo, creo que retorcía (dormido) la espalda hacia atrás sobre mi cama y esto ocasionaba (en el sueño) que proyectara una curva de descenso-ascenso que lograba un roce sobre el piso evitando así lo inevitable. Sé que esto era lo que pasaba y era mi forma de reaccionar porque cada vez que sucedió me desperté y sentía la fuerza que había aplicado sobre mi columna vertebral al realizar tal movimiento.

Es cosa complicada esto de mis sueños y cómo reacciono ante ellos; pero son mi mejor herramienta para escapar de la realidad.

Ojalá llegue rápido la noche.


Peter P@n

domingo, julio 10, 2005

Mi ayer: sobre cuántas esperanzas tenía con los cambios de aguardaba...

Hoy empezó el año en mi universo

No sé por q
p
ero Navidad no fue lo poco y nada
Que ha sido siempre en mí

Esta mañana pensé en mi vida
--hacia adónde va--

He de encontrar la respuesta
Urge

Amo a mi papá
Empezamos juntos
Una nueva vida

Tengo deseos de Cristo
Lo quiero conocer
Vivirlo y cambiar mi vida
Tengo un problema de indecisión

Carolina se pierde
Cada vez más en el horizonte
Ya no soy todo en ella
Está cansada y yo estoy ciego
Ruego a Dios por no tener
Qué arrepentirme

Estoy leyendo a Dale y Dorothy Carnegie
Buen libro

Llevo dos semanas
En mi nuevo cargo
Tengo mucho qué mejorar
Voy a mejorar

Kra. 1D bis # 49-19 447 56 12

Te amo Carolina
Aunque no sepa expresarlo
Te amo con todo
Mi
Corazón.

Cali, 2 de enero de 1998




Peter P@n

Complementando...

Al iniciar este blog por allá en mayo si mal no estoy, le había colocado el nombre "Mi Ayer"; después preferí colocarle el que lleva hoy y del cual no me he arrepentido aún.

No obstante, la razón de ser de ese nombre inicial era que pretendía in illo tempore transcribir escritos míos de tiempo atrás. Hoy me he decidido por publicarlos en este blog de forma gradual; y aunque es cierto que hacen parte de mi ayer, es cierto también que salieron de la misma parte que surgen todas las cosas buenas y malas que se me ocurren: Mi adentro.

Bah! Al fin y al cabo este es mi blog, nadie me lee y puedo hacer con mis palabras lo que me de la gana.

Aquí voy...


Peter P@n

Weekend not alone...

Comenté en el otro blog que este fue un domingo dedicado en su totalidad al descanso; sin embargo y a pesar de ello, no estuve sólo. Como siempre, lo pasé (feliz) al lado de Alex.

Y tuvimos tiempo suficiente para hablar: sobre ella, sobre mí, acerca de su familia y de la mía, de sus amigos, de los que nunca he tenido... en fin.

Y hablamos de nosotros también, claro.

Hoy me sentí bien a su lado, como se supone que me siento siempre. Sólo que hoy me sentí mejor. Ella es la mujer que quiero hasta el final de mis días.

Gracias Alex, por existir.


Peter P@n

viernes, julio 01, 2005

Gracias de nuevo...

...a la brisa por sus caricias,
...al sol por su cálido abrazo,
...al agua por su liviana frescura,
...a mi mujer por su mirada,
...a un compañero por su respeto,
...a un amigo por su humor,
...al desayuno por su dulzura,
...a las montañas por su naturaleza,
...a un baño frio por su frescura,
...a un profesor por su perseverancia,
...al deporte por su efecto desestresante,
...a la comida rápida por ser rápida,
...a la informática por renovar mi interés cada día,
...al primer beso por sus nervios,
...al abrazo por su sensación,
...a las flores por su aroma,
...a la ciudad por su dinamismo,
...a la universidad por su cultura,
...a la noche por su complicidad,
...a la luna por su romanticismo,
...al atardecer por su paz,
...al chocolate por su efecto afrodisíaco,
...al placer de las gracias por cosas que se lo merecen.


Peter P@n

A Alex...

Algunas personas se quieren ir al cielo
Otras quieren tener mucho dinero
Yo quiero ir a casa después de todo
Y que tu estés esperándome ahí...

...toda la vida.

Te amo.

Peter P@n