Eventualmente, el miedo aparece por ahí...
Bueno, todo esto viene al caso porque, aunque los miedos no sean una fuerza constante en mi día a día, se dan de vez en cuando.
Y hoy sentí miedo.
Un miedo atroz a la presunta realidad que imagino en mi cabeza y que me agobia cuando la proyecto en mi futuro. Resulta que estaba durmiendo esta mañana; recién amanecía y ya estaba somnoliento pero más adormilado que cualquier otra cosa. Tenía un diez por ciento de mí en este mundo y el otro noventa volaba aún entre nubes y montañas. Eran las seis de la mañana o algo así y sonó el teléfono.
Bueno, dónde está el temor? Qué es toda esta parafernalia?
En mi familia jamás acostumbramos llamar a esa hora; para eso está el resto del día y sabemos que las seis de la mañana son para terminar la faena del sueño o desperezarse; pero jamás para llamar por teléfono. Además están los antecedentes: creo que van a ser ya siete u ocho años, que sonó el teléfono por allá como a las cinco de la mañana; contestó mi mamá (que por esos días estaba visitándome) y era mi papá quien llamaba a informarme que había muerto mi abuelo, su papá. Fue triste, sobretodo porque le quedan a uno los recuerdos grandiosos de alguien a quien se quiso mucho y que nunca se va a volver a ver. Otro antecedente; hace cuatro años; la misma situación: mi mamá de visita, sonó el teléfono a eso de las seis de la mañana; y era mi tía desde Buga quien llamaba a informarnos que la abuela había muerto, su mamá. Ella se encontraba enferma desde tiempo atrás; tenía el mal de Alzheimer y Neumonía. Fue un golpe fuerte para mí; pero sobretodo porque era consciente de lo duro que iba a ser para mi mamá.
Por eso sentí temor al despertar; a las seis de la mañana no tiene porqué sonar el teléfono en condiciones normales.
El teléfono timbró una vez…
Dos veces…
…
¿?
No sonó más… ¿?
Esperé otro rato, quizá en mi adormilamiento se me hiciera eterno el tiempo entre un timbrazo y el otro, pero no, jamás timbró de nuevo.
Peter P@n
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